She-wolf

¿Por qué un lobo?

Primero y sobre todo, porque les tengo miedo. Siempre se lo he tenido. Seguramente por los cuentos con los que nos hemos criado en los que los lobos eran monstruos sanguinarios, por las películas, por el ancestral terror que se les tiene. Es curioso, porque a la vez, la perra de mis padres, un pastor alemán, era mi mayor amor, mi adoración. Me cuidaba, me aguantaba, me hacía cosquillas en la tripa cuando estaba triste, jugaba a cogerme el brazo sin ni si quiera arañarme con sus enromes dientes. Mi madre no me perdona que ya de bebé no le diera besos a nadie más que a la perra, lo que hoy me parece tan antihigiénico como adorable. Muchas veces me preguntaba a mi misma cómo podía ser que lo que me aterraba tanto tuviera la misma cara que lo que tanto amaba. Por desgracia, lo mismo pasa con los hombres. Y no es justo, ni para ellos ser objeto de desconfianza y de pánico, ni para nosotras temer lo que tanto podemos llegar a amar.

Y de eso va todo esto, de acabar con los miedos injustos. Con los que no tendríamos que tener. Porque los lobos ya no dejan sin comer a todo el pueblo y devoran a los perdidos, porque los hombres ya no tienen que someter y torturar a la mujer. Y las mujeres no tienen que convertirse en monstruos para “compensar la balanza” con algún pobre desdichado.

Quiero que lo que ha sido para mí la encarnación animal del miedo me represente, enfrentarla, asumirla y así destruirla. Que el que fuera el mayor de mis temores infantiles, sea ahora el mejor de mis aliados.

Que el símbolo de mi flaqueza sea el emblema de mi fuerza. 

¿Por qué un lobo?

Por la fascinación que han producido en tantas culturas, temidos y adorados, igual que la mujer. Fuerzas incontrolables que han encarnado dioses, espiritus, genios, males y mounstruos, incluso a la maternidad y a la muerte, igual que la mujer. Porque se les ve como el eterno rival del hombre, pero son su mejor amigo, igual que la mujer.

Porque en tantos y tantos relatos respresentan espíritu femenino en toda su complejidad o mejor dicho, en la insaciable y contradictoria visión que muchas culturas tienen del mismo, como ilustra Clarissa Pinkola, igual que much@s otr@s autores.

Porque loba, perra, zorra, signifiquen lo mismo que lobo, perro y zorro.

¿Por qué un lobo?

Porque respondo a la llamada que hace Roy Galán ante el abominable maltrato por parte de tantos infrahumanos que nunca debieron haber nacido y que, por desgracia, gobiernan nuestra suerte. Monstruos que deberían ser denunciados uno a uno ante las Naciones Unidas y todas las organizaciones que luchan por la defensa de derechos humanos, que deberían ser rechazados en su día a día por todo aquel que se los cruce, aunque sean de su propia sangre. Porque ¡Ya basta! ¡La manada somos nostras! La manada somos todos los que aborrecemos esta repugnante realidad. Tod@s somos lob@s, para defendernos con uñas y dientes, juntos y solos, de estos seres, de estos pensamientos, de esta cultura de la tortura, hasta exterminarla sin remordimientos.

¿Y por qué un lobo?

Porque los mismos hombres que les persiguieron hasta casi aniquilarlos han sido capaces de ver su error y cuidarlos, respetarlos, darles lo que es suyo; recuperando una especie orgullosa, libre, amable.
Porque son fieros y dulces. Porque viven en manadas donde la pareja junta es el alfa. Porque pueden vivir solos. Porque son salvajes, porque no tienen ni necesitan amo.

¿Y por qué un lobo?

Porque se les acusa de malvados cuando solo quieren sobrevivir, igual que a nosotras se nos acusa de nazis cuando solo queremos sobrevivir a la noche, a la calle, no correr peligro al cruzarte con un extraño, al quedarte a solas con tu jefe, con tu médico, poder ir a la guardería sin que te levanten la falda. Porque no somos malvadas cuando solo queremos sobrevivir y vivir.

¿Pero por qué un lobo?

Porque yo también quiero poder ser amiga de la Luna, de la noche segura. Porque yo también quiero tener una manada que me cubra, que me proteja, que me de fuerza en la debilidad. Porque yo también quiero que mi aullido sea respondido. Porque yo también quiero tener el valor de salir de mi cómoda madriguera para acudir a la llamada de mis compañer@s cuando lo necesiten.

¿Y aún preguntas porqué un lobo?


Porque aunque yo también tengo miedo de los cazadores, NO SOY UNA PRESA.


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