Nos encontramos
en el cambio de siglo XIX-XX, las mujeres empiezan a salir a la calle
reclamando el derecho al voto. En Inglaterra se vive la llamada era Edwardiana
1890-1901, una sociedad de moral más flexible (siempre que fueses discreto),
regida por un rey cuyo gusto por la “decadencia” facilitó un cambio social
imparable. En la corte de Edward VII no hacía falta ser de buena familia para
llegar a la alta sociedad, sin embargo era requisito indispensable ser, o
aparentar ser, bella o al menos ser adinerado. Las mujeres empezaron a poder maquillarse
abiertamente y sin vergüenza, fumaban en público e incluso se decía que algunas
se tatuaban durante sus viajes a países exóticos, además de tatuarse cejas,
coloretes y delinearse los labios. Ya en el 1860 empezarona reglamar el derecho
a una educación superior, pero seguía sin estar bien visto que tuviesen un
trabajo remunerado (hablamos siempre de la clase acomodada). Gracias a la
tipografía, el teléfono y el magisterio se ampliaron las posibilidades
laborales “dignas” para las féminas. La bicicleta las dio libertad de movimiento
y las liberó de los opresivos trajes del pasado. Incluso practicaban deporte y
formaron sus propios clubs.
En “A
defence of cosmetics” 1890 (reeditado como “The pervasionof rouge”) Max Beerbohm
anota que además de las típicas señoritas sentadas frente a su tocador había
surgido un nuevo rol femenino “esas horribles pioneras de las mujeres que van
de aquí para allá, son las responsables de la invasión de los campos de tenis,
de los campos de golf, se apropian de las bicicletas y de las maquinas de escribir
y su objetivo final es la victoriosa ocupación del Parlamento”. Sí, había llegado
el momento de recoger los frutos de la tierra que durante milenios trabajaron
lenta y costosamente tantas mujeres y hombres. Por fin la opresión se había
relajado lo suficiente, por fin se podían admitir públicamente cosas tan vánales
como el maquillaje, por fin empezaron a respirar sin corpiños, a tener
profesiones, las mujeres por fin tenían una cultura y tiempo libre suficientes
para ver su camino, y no seamos hipócritas, tuvieron también el apoyo de muchos
hombres buenos. Sí, había llegado el momento de luchar por el voto.
A pesar
de que M.beerbohm advirtió que el seductor poder del maquillaje y la moda
serían el golpe fatal que acabaría con estas agitadoras al distraerlas de su
causa, fueron un arma utilizada con
triunfal astucia por las sufragistas.
Los detractores
pintaban a las sufragistas como solteronas amargadas, una hermandad de arpías
gritonas, feas y masculinas. Pero la realidad fue muy diferente. Inteligentes
como tantas mujeres antes que ellas, utilizaron el poder de la belleza como
parte de su propaganda. Las sufragistas eran el sumun de la elegancia
edwuardiana, hermosas, aseadas, a la moda. Crearon un uniforme atractivo que
dejaba claro que la mujer quiere mantener lo que le gusta de su rol pero no va
a parar hasta cambiar lo que debe cambiarse. Vestidos blancos por la pureza de
su causa, cintas moradas por la lealtad y dignidad, y verde por la esperanza de
un futuro mejor. Estudiaban con cuidado su aspecto, y su modelito para cada
discurso y acto. En muchas de las más famosas manifestaciones las mujeres
lucían brillantes labios pintados de rojo. La imagen de una mujer dulce y
femenina arrojando ladrillos a las ventanas o luchando contra la policía,
añadía entusiasmo, sorpresa y fuerza a su mensaje. Porque junto con la lucha
explicita para conseguir el voto, iba unida la lucha por la libertad de elegir
como quieren verse y quien quieren ser.Ya fuese una moderna mujer en bicicleta
con pantalones y zapatos cómodos o la más refinada de las señoritas con enorme
sombrero y maquillaje, todas eran mujeres, fuertes, validas, hermosas. “Stand
as one, fight for all”.
¿Cómo
pueden utilizar como símbolo la moda, si lleva estrangulándolas toda la
historia? Justamente por eso, porque la mejor forma de inhabilitar un ataque es
utilizándolo a tu favor. Por eso nos llamamos brujas, por eso nos pintamos como
“putas”, por eso nosotras somos la manada, porque hacemos fuerza de lo que
nos hacía débiles, porque da igual cómo nos intentes atacar siempre vamos a
convertirlo en nuestra mejor arma. Resilientes, inteligentes, invencibles. Las sufragistas entendieron que la resistencia
mediante el rechazo completo no es efectiva y muchas veces, ni si quiera es lo
que deseas, pues todo tiene algo bueno que merece la pena ser reaprovechado. Eligieron
sin embargo llevar a acabo un rechazo por inversión de las connotaciones del
rol, mostrando una mujer completa, por fuera y por dentro, persona, mujer, a
gusto consigo misma y con su mundo. No se trata de luchar contra toda feminidad
cultural, sino de mejorarla.
https://www.theguardian.com/fashion/2015/oct/08/suffragette-style-movement-embraced-fashion-branding
Hoy en
día mantenemos este pensamiento aunque inconscientemente, porque de lo que se
trata de estar a gusto con nosotros con el mundo, cambiar lo que haga falta
para que tanto hombres como mujeres seamos plenos y felices, libres de los
dañinos lastres del pasado, y por desgracia, todavía del presente. Las mujeres
seguimos nuestra lucha pero bellas, a nuestra forma, pero bellas. Las que van “pijisimas”,
las que no se depilan, las que se rapan, las que se tiñen los sobacos, las que
no llevan sujetador, las frikis, las masculinas… todas siguen preocupándose por
sentirse guapas. Todas se ven preciosas, limpias, perfectas, y así tiene que
seguir siendo, porque te da confianza, porque saca la fuerza que llevas dentro,
porque gritas más alto con los labios rojos.
Y personalmente,
yo doy gracias porque ese cuidado personal tan beneficioso para nuestra alma se
está abriendo también a los hombres, que también viven encarcelados en su
propia trampa.
La
estética fue utilizada por ambos bandos para su propaganda. Los carteles
sufragistas son equilibrados, bonitos, muestran damas educadas que piden
igualdad, que “si son buenas para ser la madre de tus hijos, lo son para votar”,
que piden “compartir las cargas de los hombres”, que “traen al mundo a todos
los votantes”, mujeres que trabajan, que estudian, que pagan impuestos y
obedecen las mismas leyes que los hombres, que aman a sus hijos y a sus maridos.
Por su parte los anti-sufragistas presentaban imágenes caricaturizadas, grotescas,
de mujeres feas y amargadas, solteronas, gritonas, violentas, maltratadoras, que abusaban
de su marido y abandonaban a sus hijos, masculinas, que destrozarían el mundo
con sus irracionales deseos si llegasen a tener voto.
En este
enlace se pueden ver algunos de esos carteles, no tienen desperdicio: http://historyoffeminism.com/anti-suffragette-postcards-posters-cartoons/
Se
ataca la lucha por el voto femenino, insisto defendido tanto por mujeres como
por hombres, atacando a la mujer en vez de exponiendo las razones que evidenciarían
que es una meta perjudicial para la sociedad (de la forma que pensasen que lo
era). Lo que me ha llamado la atención es que se ataca a la mujer de la misma
forma que se sigue haciendo hoy en día, de la misma forma que incluso entre
nosotras nos seguimos atacando. La publicidad anti sufragista muestra una
mujer:
- · Fea. Sigue siendo la agresión más utilizada “es una fea, envidiosa, gorda…por eso es como es”.
- · Falta de amor. Hoy en día decimos “no la quiere nadie, malfollada, le falta un revolcón, amargada”
Atacan la
causa alegando que provocaría:
- · Abandono del hogar. Casas y familias sucias, desestructuradas porque están demasiado ocupadas fuera y se despreocupan.
- · Maltrato al hombre. Las mujeres pasarían a comportarse como los peores de los hombres, dominantes, violentas, abusadoras, agresivas, desagradables, irrespetuosas.
- · Odio al hombre. La lucha por la igualdad no es tal, sino un odio al hombre sobre el que quiere imponerse y al que quiere marginar del mismo modo, o peor, en el que ha sido sometida la mujer.
- · Robo de los derechos de los hombres. En vez de compartirlos, se ve que es que se acaban, no hay para todos y hay que elegir entre dárselos a unos o a otros.
- · Violencia descontrolada, agresiones físicas irrefrenables incluso a la autoridad.
¿Están criticando
del sufragio del s.XIX o el feminismo actual? Es curiosísimo que se sigan
utilizando los mismos mensajes para frenar el cambio social, que se siga
llamando al miedo de los hombres a ser víctimas en vez de aclararles que de
hecho ya lo son, de forma diferente a las mujeres, pero lo son, y que la lucha
es por la igualdad de todas las personas, no por justificar otro sistema opresivo.
Pero por otra parte es esperanzador, pues los detractores de la mejora social
no han sido capaces de renovar sus argumentos ni sus ataques en siglos, mientras nostr@s cambiamos cada día, cada día somos más visibles, cada día con nuevas
armas, cada día somos más. Poco a poco, sin descanso, sin desfallecer, lo
estamos logrando.
En cuanto
al maquillaje, úsalo, sin duda. Defiendo que el maquillaje no es o no debería
ser una máscara, una obsesión enfermiza, sino que puede ayudarnos a reflejar por fuera lo bellísimos que
somos por dentro. Puede suavizar los efectos de una enfermedad, ayudándonos
anímicamente de forma extraordinaria. Puede ayudar a superar complejos o traumas. Puede
adaptar nuestro aspecto a nuestra alma cuando hemos nacido en el cuerpo
equivocado. Utilízalo como herramienta propagandística, para influir en los
demás, para jugar, para sorprender o escandalizar. Úsalo, seas quien seas. Disfruta todo lo que puedas, utilízalo a tu
favor, ¡o no lo uses!. Solo siéntete bien, siéntete fuerte, buen@, ¡rompe el asfalto
a tu paso!
Nada
grita más alto que unos labios rojos: “Levantarse como uno, luchar por todos”.
De interés:
“Compacts
and cosmetics: beatuy from victorian times to the present day” Madeleine Marsh.
http://photowings.org/bicycles-and-bloomers/
cómo las bicis ayudaron a las mujeres
http://clio.rediris.es/udidactica/sufragismo2/femespana2.htm
y http://www.historiasiglo20.org/sufragismo/biogra.htm
lucha sufragista en España
https://www.thoughtco.com/womens-suffrage-activists-3530534
famosas sufragistas usa y uk